¡BUENOS DÍAS!
Hoy queremos hablar sobre el condimento más elemental y básico de nuestra cocina: la SAL.
Existen en el mercado diversos tipos de sal, algunas de sus variedades son:
Sal refinada o común: de uso habitual, está tratada químicamente para preservar sus componentes, normalmente se le añade yodo o flúor.
Sal no refinada o marina: es más natural, sin tratamientos químicos, que mantienen su riqueza en sodio, cloruro, potasio, calcio y magnesio. Suele llevar algas marinas, lo que le da un color más grisáceo. Es más saludable que la refinada.
Sal gema o de roca: procedente de la cristalización del cloruro de sodio en las minas de sal. Su tamaño es mayor, siendo más seca y pura. Su sabor es más amargo y podemos usarla para salar el agua y para cocinar a la sal.
Flor de sal: extraída manualmente de los bancos de sal, encontramos esta sal gourmet, natural y muy rica en nutrientes. Es perfecta para rematar el emplatado de multitud de recetas, dando un ligero toque picante por la presencia de magnesio.
Sal Maldon: sal en forma de escamas originaria del río Blackwater en Inglaterra, es una marca registrada y su elaboración es artesanal. Su textura crujiente es ideal para dar un toque a ensaladas, carnes y verduras a la brasa.
Sal del Himalaya: procedente de Pakistán, es considerada la más pura por su coste de extracción. Presenta color rosado debido a la presencia de hierro. Es estupenda para cocinar pescados y carnes a la parrilla.
Sal negra: su origen es volcánico, su textura es fina y su sabor más suave. Se utiliza para condimentar pescados, carnes, verduras a la plancha, ensaladas, etc.
Como puedes ver, casi todos los tipos de sal son adecuados para sazonar la carne, y dependiendo de la receta o de la forma de cocinarla, es posible elegir una u otra.
Hemos considerado relevante hablar sobre ella ya que es el condimento fundamental para potenciar el sabor de todo tipo de carnes.
¡FELIZ DÍA!
Comments